miércoles, 25 de julio de 2007

Experto advierte de que el cambio climático reduce el fitoplancton y ello supone "menos peces".

El investigador oceanográfico estadounidense Paul Falkowski expresó hoy su preocupación por el cambio climático global ya que, según dijo, va a traer consigo "menos nutrientes en capas superficiales del océano, es decir, menos fitoplancton y menos producción, y eso significa menos peces".
Así lo explicó a los periodistas en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, donde participó en el IV Congreso Europeo de Ficología.
Paul Falkowski fue el encargado de impartir la conferencia plenaria en la segunda jornada del Congreso, en la que habló sobre las consecuencias bioquímicas en el mar, así como el papel del fitoplancton y la repercusión que tiene sobre la atmósfera y los océanos.
Otro de los efectos del cambio climático, según el investigador, es el incremento en la acidez de los océanos, que provocará un "aumento de la temperatura, y con ello mayor dificultad de supervivencia de algunas especies como los corales".
Según Paul Falkowski la protección de zonas marinas es "esencial" debido a la existencia de organismos "especialmente sensibles" como pueden ser los mamíferos marinos o los corales, todos ellos sometidos a "presión excesiva del turismo y del desarrollo".
Tomó como ejemplo la pesquería de bacalao en la parte norte de Estados Unidos y Canadá, en la que hará falta por lo menos "quince o veinte años para que se recupere incluso siendo espacio protegido".
Por otra parte, advirtió hoy de que "cuanto menos producción haya de fitoplancton menos organismos se irán acumulando de sedimento" y por lo tanto "se formará menos petróleo".
El investigador recordó la importancia de este conjunto de organismos, ya que los depósitos de petróleo provienen de "fitoplancton que se ha ido muriendo a través de los periodos geológicos", además de ser "la base de la cadena alimentaria en los océanos".
FUENTE: EFE

España lidera un proyecto para medir desde un satélite la salinidad del mar y la humedad de la tierra.

España liderará por primera vez un proyecto de investigación de la Agencia Espacial Europea, desarrollado por el CSIC y la Universidad Politécnica de Cataluña, para medir desde el espacio la salinidad del mar y la humedad de la tierra, y mejorar el conocimiento sobre el cambio climático.
El anuncio de este proyecto, denominado SMOS, ha coincidido hoy con la presentación del Centro Experto SMOS en Barcelona, que será el que se ocupe de procesar los datos de la misión y de coordinar la actividad científica del medio centenar de españoles que participan.
La misión espacial, con un presupuesto de 200 millones de euros, de los que España aporta 70, pretende recabar datos para poder predecir fenómenos como El Niño, cuya aparición depende de la salinidad del agua, y estudiar la relación que hay entre la humedad de la tierra y el nivel de sal del mar en la desertificación o el efecto invernadero, según han explicado hoy Francesc Torres y Jordi Font, responsables del proyecto.
El fenómeno del Niño, que es la principal causa de variación climática de nuestro planeta, y que ocurre con una frecuencia variable de 3 a 6 años, consiste en el cambio en la localización de los centros de alta y baja presión entre zonas del océano Pacífico, lo que origina un aumento de la temperatura del agua del sur de entre 2 y 8 grados.
Las mediciones se harán mediante un sistema de radiometría interferométrica en microondas, que es pionero en este tipo de estudios, desarrollado la UPC, y que se basa en un sistema de barrido de la tierra a través de 73 antenas que de forma simultánea recogen datos.
Para conocer la salinidad se medirá la conductividad eléctrica del agua y su temperatura, con lo que se obtiene el nivel de salinidad. Además, se harán mediciones en todos los mares con boyas, mediante el sistema convencional, para confirmar que los datos son precisos y el sistema espacial es fiel.
El radiómetro, denominado MIRAS, y que funciona a 1,4 GHz (Gigahercios), una banda de frecuencia baja que permite la mejor resolución espacial, se pondrá en órbita a unos 750 kilómetros de la tierra en un satélite que en julio de 2008 lanzará al espacio un cohete ruso.
Torres y Font han explicado que la humedad y la salinidad se medirán con sensores conectado a las 73 antenas de doble polarización, colocadas en una estructura plegable de tres brazos en forma de Y, que se abrirá al llegar a su órbita y actuará como una gran antena.
Cada tres días el satélite hará un barrido completo de la tierra, y durante los primeros seis meses se procederá a calibrar y a comprobar el sistema, que también hará un estudio de las capas de hielo de los polos, y que será una tercera variable que también se deberá tener en cuenta a la hora de estudiar las predicciones del clima.
Según estos científicos, si no surgen problemas inesperados, a partir de los seis meses se empezarán a dar los datos para investigar, y se estima que la vida del satélite será de unos cinco años.
También está previsto lanzar al espacio más satélites poco después de este primero, que será realmente el de exploración, y a partir de 2012 se quiere que haya una red de satélites SMOS operacionales de observación.
En Francia está previsto también poner en marcha dos centros similares al de Barcelona, país que financia también gran parte del proyecto, y que aportas básicamente los satélites.
El proceso de los datos, captados vía satélite, y que llegarán a al estación de la Agencia Espacial Europea de Villafranca del Castillo (Madrid) permitirán determinar la distribución global sobre la Tierra de estos dos parámetros geofísicos de forma continuada.
La construcción del instrumento también ha estado liderada por empresas españolas, entre las que destacan Mier Comunicaciones y EADS-CASA Espacio, contratistas principales del nuevo instrumento, que actualmente está en fase de ensamblaje al satélite.
FUENTE: EFE

La acción del hombre es responsable tanto de las lluvias como de la sequía.

La acción del hombre es la responsable del aumento de las precipitaciones en la Europa septentrional y de la sequía que afecta a México y Centroamérica, según revela un estudio que publica en su último número la revista científica británica "Nature".
Esta investigación, hecha en Canadá y que analiza la influencia que la acción del hombre ha tenido en el cambio de los patrones pluviales durante el siglo XX, explicaría las inundaciones que viene sufriendo el Reino Unido desde finales de la semana pasada, algo poco común para el verano boreal.
"Nuestros científicos han demostrado que el cambio climático inducido por el hombre ha motivado gran parte del aumento en las precipitaciones de las regiones con latitudes superiores a los 50º" en ambos hemisferios, informa en un comunicado la entidad gubernamental Environment Canada, para la que trabajan los expertos.
Fuera de esta zona queda España, que se encuentra por debajo de la latitud 45º, pero no así Rusia, Canadá y la Europa del Norte, incluida Gran Bretaña, donde miles de personas no tienen agua potable ni electricidad a causa de las inundaciones que afectan a Gales y a Inglaterra.
"El cambio climático inducido por el hombre también ha contribuido de un modo destacable a la sequía que se observa en vastas regiones del norte del Ecuador de la Tierra, lo que incluye a México, Centroamérica y el Norte de África", asegura Environment Canada.
Para atribuir estas responsabilidades, los científicos analizaron el efecto que sobre el nivel de precipitaciones ha tenido durante el siglo XX la emisión de los llamados gases de efecto invernadero y de los aerosoles de sulfato, producidos en su mayoría, según ellos, por la ignición de combustibles fósiles.
Los cambios derivados de la emisión de este tipo de gases "pueden haber tenido ya consecuencias significativas en los ecosistemas, la agricultura y la salud de los habitantes de las regiones más sensibles a los cambios pluviales, como el Sahel en África", al sur del desierto del Sáhara, indica la entidad canadiense.
Los expertos inciden en que la acción del hombre sobre el clima queda demostrada también en los cambios en la temperatura del aire de la superficie terrestre, en la presión del nivel del mar y en la temperatura oceánica.
"Factores naturales, como la actividad volcánica, también han contribuido a los cambios en los patrones globales de precipitación durante el pasado siglo, aunque en una medida mucho menor en la que lo ha hecho la acción humana", puntualiza Environment Canada.
FUENTE: EFE

martes, 17 de julio de 2007

Aumento de la masa forestal mundial

Contrario a todos los desalentadores informes que hasta ahora se han dado a conocer sobre la conservación de nuestro planeta, la ONU realizó un anuncio postivo: en nuestro planeta han aumentado las áreas verdes, especialmente en ambos trópicos y en los bosques de altas latitudes del Hemisferio Norte.
¿Cuál es la razón?... La mejora en las prácticas agrícolas y el éxito de los programas de conservación alrededor de todo el mundo.
Hasta ahora, los informes eran desalentadores: más de las tres cuartas partes de los bosques nativos de la tierra se han degradado, y cada dos segundos se destruye una extensión de bosque nativo del tamaño de un campo de fútbol. A esto se suma que no existen planes de protección de los bosques nativos o programas que prohiban la tala indiscriminada; el cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono, la lluvia ácida, la contaminación marina... y así, suma y sigue.
Pero, contrario a todos los desalentadores informes que hasta ahora se han dado a conocer sobre el estado de nuestro planeta, el "Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente" (Pnuma), realizó un positivo anuncio: el mundo se está volviendo más verde. Así lo consigna el "Anuario de Perspectiva Ambiental Global 2003" de la ONU, lanzado por Pnuma en Seúl, Corea, ante 150 delegados. Este aumento de vegetación - o "tendencia verde" - se atribuye a mejores prácticas agrícolas y al éxito de los programas de conservación alrededor de todo el mundo.

Agricultura y CO2

Anton Uriarte - 12-07-07

Sin H2O no hay fotosíntesis y sin CO2 tampoco (H2O + CO2 = CH2O + O2). En un reciente artículo de Science se cita a dos científicos según los cuales la agricultura era imposible durante la última glaciación debido al bajo nivel de la concentración de CO2 en la atmósfera. Durante el Ultimo Máximo Glacial, hace unos 20.000 años había entre 180 y 200 ppm (partes por millón) de CO2. La concentración aumentó a 280 ppm cuando se acabó el Pleistoceno, hace unos 11.500 años, y entramos en el actual interglacial, el Holoceno (el anterior interglacial fue el Eemiense). Según esta teoría, el aumento de CO2 incrementó la productividad vegetal e impulsó el desarrollo de las civilizaciones agrarias. El porqué del aumento del CO2 atmosférico es controvertido (expongo algunas teorías aquí).En la actualidad hemos alcanzado las 380 ppm. Algo —no sé cuánto— tendrá que ver con el record de este año en la cosecha global de cereales. Pero algunas plantas comerciales de crecimiento rápido requieren aún más y se inyecta CO2 en los invernaderos en donde se cultivan (post)... Quién sabe. Dentro de un tiempo se reirán del afán actual por rebajar el contenido de CO2 de la atmósfera. Agotado el petróleo, a la fabricación masiva de biocombustibles, obtenidos a partir de nuevos vegetales de crecimiento ultrarápido, le vendrá bien el incremento del CO2 del aire. Pagarán los que lo consuman, no los que lo emitan. La Economía volverá a ser una ciencia lógica.

jueves, 5 de julio de 2007

Mongolia expone en un seminario de la OMS las alteraciones del cambio climático.


El aumento de las temperaturas ha secado grandes áreas de pastizal y ha causado otras alteraciones en Mongolia, un país particularmente sensible al cambio climático, según expusieron sus representantes en la reunión internacional que se clausuró hoy en Kuala Lumpur.
Mongolia ha perdido en los últimos diez años diez millones de reses de su cabaña bovina, compuesta por 32 millones de cabezas y que es quince veces superior al número total de habitantes, estimado en 2,5 millones de personas.
El director de Medio Ambiente de Mongolia, Tsesed Banzragach, y la investigadora del Instituto de Salud Pública, la doctora Oyunbat Baigali, relataron los problemas de su país en el seminario sobre cambio climático y salud en el sudeste y el este de Asia organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha congregado a más de 40 representantes del sector sanitario de 17 países.
En declaraciones a Efe, Banzragach lamentó la sensibilidad del clima en su país a los cambios provocados por el calentamiento global que, junto con la tala ilegal de árboles y las plagas de insectos, ha contribuido a que perdieran 1,6 millones de hectáreas de bosque en la última década.
El experto ambiental precisó que la temperatura media ha subido 1,8 grados centígrados en los últimos 64 años y apuntó que el verano es ahora 18 días más largo, mientras que el invierno se ha acortado 14 días.
Además, en los últimos años se han secado cientos de ríos, arroyos, pozos y estanques dedicados al ganado.
Indicó que este aumento de temperatura se ve interrumpido ocasionalmente por inviernos extremadamente fríos, que dañan las cosechas del campo y los pastizales por el exceso de hielo y nieve.
Los estragos causados sobre la ganadería están empujando, según Banzragach, "a cientos de campesinos a las ciudades en busca de una vida mejor, pero las ciudades no están preparadas para acoger a tantos habitantes por lo que es imposible atender todas sus necesidades".
Lamentó que "las enfermedades aumenten por la saturación del sistema sanitario y por el consumo de agua no potable" y dijo que "el Estado no puede escolarizar a todos los hijos de los campesinos que emigran a la ciudad".
Alrededor de un millón de mongoles habita en las ciudades en la actualidad.
Para luchar contra el calentamiento global, el Gobierno de Mongolia se ha marcado el objetivo de reducir los 5,3 millones de toneladas del carbón que se utilizan anualmente como combustible en los hogares y para generar electricidad.
"Actualmente el Gobierno quiere importar la tecnología adecuada de China y Japón para poder convertir el carbón en gas natural, ya que éste emite menos gases de efecto invernadero a la atmósfera", detalló Banzragach.
Para el especialista, su país está realizando un gran esfuerzo para combatir el cambio climático, pese a sus limitados recursos, porque es consciente de la vulnerabilidad de su ecosistema.
Mongolia es el séptimo país más grande de Asia, tiene el 81 por ciento de su territorio por encima de los 1.000 metros y ocupa extensos bosques de taiga siberiana, estepa, paisaje montañoso y del desierto del Gobi.
Las temperaturas oscilan entre los -8,5 y -52,9 grados centígrados en enero a los 28,5 y los 43 grados en julio, mientras que las precipitaciones llegan a los 400 metros cúbicos anuales en áreas del norte y a los 50 metros cúbicos por año en el desierto del sur.
La economía depende tradicionalmente de la ganadería y la agricultura, y posee extensos yacimientos de cobre, carbón, oro y otros minerales, que permiten abastecer en gran medida a su producción industrial.
FUENTE: EFE

martes, 3 de julio de 2007

El verde da calor

Anton Uriarte - CO2 - 21-Junio 007

No me parece mal la furia de plantar árboles. Pero si el objetivo final de los arbolistas es captar CO2 para que la Tierra no se caliente, me parece que eso no entra en las recomendaciones del IPCC. Arriba pongo un mapa que publicó el IPCC en su penúltimo informe, en el 2001, sobre el "forzamiento radiativo" causado por la modificación humana de los paisajes terrestres desde comienzos de la revolución industrial, año 1750 más o menos, hasta el año 2000. El "forzamiento radiativo" , que se expresa en watios por metro cuadrado, es el cambio en la energía, de más o de menos, que entra en la troposfera (la capa baja de la atmósfera en donde se produce lo esencial del clima) desde 1750 al 2000.Pues bien, según el IPCC, la deforestación y la consiguiente transformación del paisaje en agrícola y urbano en estos siglos pasados, ha producido un efecto de enfriamiento en las regiones pobladas del planeta (el este de Estados Unidos, Europa, Sur de Asia y China). Son las áreas que aparecen en azul. El efecto de enframiento debido a este cambio es regionalmente, según el IPCC, bastante importante. En muchas de esas zonas se supera un forzamiento negativo (enfriamiento) de -2 W/m2, valor superior al forzamiento positivo medio del incremento del CO2, que, según el IPCC, es de 1,7 W/m2.

El gigantesco planeador de la pampa argentina

OLALLA CERNUDA - http://www.elmundo.es/
Es el ave más grande que jamás surcó los cielos de la tierra, y lo hizo fundamentalmente en la pampa argentina hace unos seis millones de años. Ahora, gracias a la ayuda de unos complejos modelos informáticos y de los fósiles hallados en varios lugares de Argentina, los científicos han logrado reconstruir informáticamente el vuelo del 'Argentavis magnificens', el cóndor gigante.