sábado, 13 de febrero de 2010

El hielo del Ártico está desapareciendo a un ritmo superior del calculado.





El hielo del Ártico está desapareciendo a un ritmo mayor del inicialmente calculado, según un estudio dado a conocer por investigadores canadienses tras más de dos años de estudios en el extremo septentrional del planeta. Seguir leyendo el arículo.

El estudio, realizado por el grupo Circumpolar Flaw Lead (CFL), se inició en julio de 2007 y en el mismo han participado 300 científicos de todo el mundo.

Al mismo tiempo que CFL daba a conocer su estudio, otra organización, el Grupo Medioambiental Pew, dio a conocer un informe en el que dijo que el coste de la desaparición del hielo en el Ártico será de 2.400 billones de dólares estadounidenses para el 2050.

Una de las principales conclusiones de los investigadores de CFL, capitaneados por el profesor de la Universidad de Manitoba (Canadá) David Barber, es que el hielo en el océano Ártico está desapareciendo mucho más rápido que lo previsto en los modelos de los científicos, al punto que los cambios están afectando ya al ecosistema marino.

Así, por ejemplo, la desaparición del hielo ha provocando que especies de ballenas que antes no se adentraban en aguas como el mar de Beaufort están apareciendo en esas áreas y compitiendo por alimentos con ballenas adaptadas al Ártico, como las beluga.

Los científicos también han comprobado que los niveles de contaminantes, como el mercurio o DDT, están aumentando como resultado del cambio climático.

Otro cambio observado es que las tormentas están siendo cada vez más frecuentes a medida que el hielo del océano Ártico se vuelve más delgado.

El informe de Pew, el primero que cuantifica el coste del derretimiento de las regiones árticas, señala que sólo este año la desaparición del hielo costará entre 61.000 y 371.000 millones de dólares.

El doctor Eban Goodstein, coautor del informe de Pew, dijo que en la mitad de sus estimaciones "el coste acumulativo del derretimiento del Ártico en los próximos 40 años es equivalente al Producto Interior Bruto (PIB) combinado de Alemania, Rusia y el Reino Unido".

Según el informe, sólo la desaparición de hielo en el Ártico este año calentará la Tierra el equivalente a la emisión a la atmósfera de 3.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale al 40 por ciento de todas las emisiones industriales de Estados Unidos en el año.

Fuente: EFE

Brasil construirá gigantesco observatorio para estudiar el clima en Amazonía.





Brasil construirá en plena selva amazónica una torre de 320 metros de altura que funcionará como observatorio atmosférico para estudiar el cambio climático en la Amazonía y su relación con el calentamiento global, informó hoy la prensa local.

El proyecto, que cuenta con la cooperación del Gobierno alemán, pretende realizar cálculos más confiables sobre el efecto invernadero a partir del clima de la selva tropical en los próximos treinta años, según informaciones desde Manaos, capital del norteño estado de Amazonas, del diario Folha de Sao Paulo.

La torre, que contó con inversiones por 24 millones de reales (unos 12,9 millones de dólares), deberá entrar en funcionamiento a finales de 2011.

Con el observatorio atmosférico, las proyecciones de los científicos se realizarán a 270 metros por encima de los copos de los árboles, a una altura de 203 metros más que con las actuales torres.

Otras cuatro torres de ochenta metros de altura serán erguidas alrededor de la principal y sin derribar los árboles existentes.

La localización del observatorio será en la reserva de desarrollo sustentable de Uatumá, en el municipio de Presidente Figueiredo, a 133 kilómetros de Manaos y cuenta con el aval de la comunidad residente del lugar.

En la iniciativa participan el Instituto Max Planck de Química, de Alemania, y los brasileños Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonía (INPA) y la Universidad Estadual del Amazonas.

Fuente: EFE

lunes, 8 de febrero de 2010

Cooperativas sociales mejoran las vidas de los "cartoneros" argentinos.

La precariedad social que padecen los miles de "cartoneros" que viven de recolectar basura en Argentina está reduciéndose gracias a algunas cooperativas de reciclaje de residuos, que les dan un trabajo estable y los reintegran en la sociedad.

Este es el caso de la cooperativa "El Ceibo", cuyos 70 trabajadores recopilan, reciclan y venden los residuos sólidos inorgánicos (plástico, vidrio y papel) que les entregan centenares de hogares de Buenos Aires.


A diferencia de los tradicionales "cartoneros", los trabajadores de las cooperativas de reciclaje son mayores de edad, trabajan de día, disponen de un sueldo fijo y no revuelven las bolsas de basura sino que recogen, por separado, los residuos sólidos de las casas que colaboran con el proyecto.


"Estábamos excluidos de la sociedad y ahora hemos recuperado a las personas, hemos construido solos una empresa social autogestionada, sin ningún patrón", aseguró a Efe la presidenta de "El Ceibo", Cristina Lescano.


Lescano habla orgullosa de cómo ha cambiado su vida desde que en 1997 impulsó junto a otras personas el proyecto de la cooperativa, dejando atrás la etapa en que ella misma recolectaba basura y vivía en una casa ocupada.


"No tenemos que olvidar de dónde venimos, cómo empezamos", explicó esta emprendedora social, quién no puede ocultar su satisfacción por el crecimiento de la cooperativa y, especialmente, por "no depender de la ayuda" de ninguna administración pública.


"El Ceibo" empezó a funcionar en 2001, durante la crisis económica que sacudió Argentina, y su labor se divide en tres fases distintas: la búsqueda de nuevos hogares que acepten dar sus residuos a la cooperativa, el servicio de recogida de los deshechos y el proceso de reciclaje de éstos.


Para llevar a cabo estas tareas, la cooperativa cuenta con una decena de carros de recogida de residuos y varios camiones que transportan los deshechos hasta el centro de acopio de basura que gestionan en el este de Buenos Aires.


Tras unos inicios difíciles, la cooperativa se ha convertido en una referencia en los hogares del barrio porteño de Palermo, en el que inició sus actividades hace nueve años, y ha ampliado su abanico de proveedores hasta al ámbito empresarial, encargándose de la recogida de residuos de varios supermercados y hoteles.


Lescano aboga por exportar el modelo de "El Ceibo" a otras ciudades argentinas y latinoamericanas y se muestra confiada en que surja un "cambio de paradigma", con lo que su cooperativa sería reconocida por el Estado como una empresa de tratamiento de residuos que podría optar, por tanto, a los concursos de licitaciones.


"El Ceibo" es una de las sesenta cooperativas de recuperación de residuos agrupadas en la organización Central de Movimientos Populares (CMT), que lucha por un mayor reconocimiento de los derechos sociales de los "cartoneros".


El conjunto de cooperativas de la CMT dan trabajo a más de 4.000 personas y están presentes en 17 de las 24 provincias argentinas, señaló a Efe el secretario de Ecología y Ambiente de la CMT, Marcelo Arbit.


Arbit considera que estas cooperativas representan una "vanguardia cultural" mediante su defensa del medioambiente y la ecología en Argentina, un país en el que es escasa la cultura del reciclaje y apremian los problemas de almacenaje de residuos.


Desde la CMT se está impulsando la creación de una federación y un sindicato nacional que agrupe a las cooperativas de reciclaje de todo Argentina para lograr mayores beneficios sociales para este colectivo.


En este sentido, Arbit se muestra confiado en que la presidenta argentina, Cristina Fernández, accederá a la petición de la CMT de ofrecer planes de jubilación y protección médica a 100.000 "cartoneros".


Argentina cuenta con cerca de medio millón de personas que viven del "cartoneo", según fuentes del Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros y Recicladores consultadas por Efe.


En Buenos Aires y su periferia, zona de unos 400 kilómetros cuadrados con alrededor de 11 millones de habitantes, hay cerca de 100.000 "cartoneros" y el 98 por ciento de ellos no forma parte de ninguna asociación.


Sólo en la capital argentina, donde viven unos tres millones de personas, se arrojan a diario entre 4.500 y 5.000 toneladas de residuos, que cada vez valen menos y cuesta más reunir y comercializar como consecuencia de la crisis económica global.

Fuente: EFE